viernes, 10 de septiembre de 2010

Inmortalidad.

Siempre he viajado por este tren que diariamente me lleva a casa y al trabajo, vaya! En realidad ni siquiera tengo que cambiar de tren para llegar a mis destinos.
Desde hace mucho la vida se me hace rutinaria, me levanto, me baño, y así todas las demás actividades que sabemos que hacemos, tomo las llaves de donde suelo guardarlas, vuelvo hacer lo que hago todos los días y ya no suelo darme cuenta de cada detalle, solo falta ver si lo hago en los mismos tiempos.
Hoy decidí vestirme atractiva, no llamativa pero si algo que mantenga las miradas en mi, me puse perfume fresco que deja el aroma al caminar, a diferencia de los demás días mi cabello va suelto y abarca mis espalda y mis hombres, así como las caricias.
Hoy también he decidido cambiar algo, hoy no me subiré en el tercer vagón, quiero cambiar y camino hasta el final del tren, no me subo en el ultimo pero si en uno antes y cambio el lugar de la ventana. En ese lugar la ventana tiene una pequeña abertura que me permite sentir el aire y respirar aire fresco.
En la siguiente estación sube demasiada gente, la verdad no suelo poner atención en quienes suben o bajan, y solo me mantengo en lo que miro a fuera, si, es una estación que me permite ver el bello paisaje que me rodea, es lindo, verde y agradable…(suspiro).
Sin darme cuenta los lugares a mis lados y frentes ahora están ocupados, no pongo atención alguna y me pongo a tararear una canción en la cabeza…pero algo me distrae, siento una extraña mirada pero sinceramente no me preocupo en voltear a ver quien me mira tan insistentemente, sin embargo no lo puedo soportar, justamente estas a mi frente, levanto la mirada.
Me miras detenidamente que podría decir que hasta pudiste contar los lunares de mi cara y ver una parte de ese pequeño tatuaje en mi pecho, nuestras miradas se cruzan una y otra vez, puedo olerte, tu aroma es fantástico, tu piel se nota suave y fresca, tus cejas perfectas, tus labios apetecibles. Creo que nos hemos enamorado y en ese momento también nos hicimos el amor de una manera distinta, no se tu nombre, no sabes el mío y nos quiero que lo sepas y menos saber el tuyo.
Casi llego a mi destino, y mi mirada se torna triste, lo notas y estas a punto de decir algo, me tomo el atrevimiento de poner mi dedo en tus labios y guardar tu voz.
Me levanto del asiento y me voy, esta vez he decidido tenerte una eternidad y hacer un amor inmortal, no quiero volver a fallar, no contigo.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

si, es cierto, cuando no los tenemos u.u
qe el texto, muy profundo (:
gracias por pasar por mi blog.
un beso.

Champy dijo...

Que te pasó mija....

Yo creía que eso buscabas?

Y te lo respeté.

Pendeja yo pura madre que le tapo el hocico, yo me lo hubiera bajado ahí mismo!!!

Hace unos días pensaba en un nuevo tatoo...

En eso estoy.

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