miércoles, 22 de septiembre de 2010

Noche.

“La noche me rodea entre sus brazos, el frio me cobija bajo su maldad que carcome mis huesos y mi piel, tiemblo y lloro  pero nadie me escucha.”

Mi recamara está vacía y el silencio de nada acompaña el palpitar de mi corazón, he dormido por mas de 10 horas, este día a sido tranquilo ya que no he despertado a cada momento como todas las noches, me he mantenido despierta por las ultimas 4 noches en espera de escucharte y me siento cansada los ojos me arden y necesitaba dormir, y este día deje pasar la luz del sol.

Hay algo que siempre hago, la puerta de mi recamara siempre esta abierta, y eso me permite saber si la noche es cálida o es fría, si el día es ruidoso o tranquilo, puedo escuchar las voces y cada ruido que provenga de afuera.

Duermo tranquilamente, mis horas de sueño han sido corridas sin ningún sobre salto, son las 9:30 de la noche y todo parece estar bien nada me ha despertado…hasta ahora.

De pronto, despierto demasiado alterada, el corazón me palmita hasta el punto es que siento que se me sale del pecho, miro a mi lados, miro la puerta esa puerta que permanece abierta por si vuelves alguna noche. Y desperté al escuchar tu voz , así como muchas noches creí al escucharla a mi oído, sentí tu aliento, respire tu esencia y sentir el rosar de tus labios suaves cerca de mi oído. No pude volver a dormir, me levante encendí la luz, ya son las 10 de la noche y la noche se enfría cada vez más, pareciera que de verdad estas aquí el lugar de lado de tu cama esta tibio, y mi cuerpo está impregnado de tu aroma.

Me siento en la esquina de la recamara, sí, en esa esquina que me permite ver hacia afuera, desde ahí puedo ver la oscuridad del cielo y el vacio del camino que quizá te pueda traer de regreso y me permita volver a escuchar el sonido de tus pasos al subir las escaleras.

Lloro y tiemblo de frio, mi recamara ha perdido tu aroma al igual que mi cuerpo, mi cama ha perdido tu tibieza y la noche se enfría cada vez más, miro al reloj ya son las 3 de la mañana, mis lagrimas se han detenido y el palpitar de mi pecho se ha ido, inconscientemente me dirijo a la puerta, la cierro y regreso a mi cama.

Así volví a dormir para no despertar de nuevo, buenas noches amor gracias por visitarme de donde quiera que estés, que tengas un profundo sueño.,

P.D: Mi corazón tiene frio de ti,y no necesito verte para saberlo.

love

Las rosas rojas me han marcado la vida, así como tus besos y tus caricias.

Nota del editor: Desde que empecé a escribir, me he dado cuenta que es una buena terapia para desgastar las emociones.

2 comentarios:

Samuel dijo...

Una noche de melan coconia.

Champy dijo...

Yo por eso ya lo dije...pura madre que me enamoro, luego está de la verga la lloradera.

Pa que???

Mejor sigo de charolastra.

Que muera la moral y que viva la chaqueta!

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